miércoles, 22 de abril de 2009

La ofensiva china contra el dólar

Grandes firmas

Por Andrés Oppenheimer

El acuerdo de canje cambiario entre la China y la Argentina para pagar sus respectivas exportaciones con monedas locales en vez de hacerlo en dólares estadounidenses -tras acuerdos similares de China con Malasia, Corea del Sur, Bielorrusia e Indonesia- plantea nuevas preguntas sobre el futuro del dólar estadounidense. Mi consejo: no corran a comprar yuanes!

Según el acuerdo firmado el domingo, los bancos centrales de la China y la Argentina pactaron un canje bancario de monedas por valor de $10 200 millones. Según el acuerdo, la Argentina podrá pagar sus importaciones de la China en yuanes, y la China podrá importar productos argentinos pagando en pesos.

El acuerdo, cuyos detalles todavía están por elaborarse, se produce entre dudas cada vez mayores sobre el futuro del dólar estadounidense, en el momento en que el presidente Obama y los líderes del G20, los países más ricos del mundo, se reúnen en Londres para intentar resolver la crisis económica mundial.

Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Popular de la China, que tiene activos de $2.5 billones, propuso recientemente reemplazar el dólar con una súpermoneda semejante a la unidad empleada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), los Derechos Especiales de Giro, o SDRs. Y el presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez, propuso esta misma semana, en una reunión de países sudamericanos y árabes realizada en Qatar, crear una petromoneda para desafiar la prominencia global del dólar.

El canje cambiario entre la China y la Argentina ha llamado la atención tanto en círculos diplomáticos como financieros, porque se trató del primer acuerdo de este tipo de la China en Latinoamérica. Se cree que la China está procurando mantener sus exportaciones a países que tienen dificultad para conseguir préstamos en monedas duras, y al mismo tiempo impulsar el yuan como moneda mundial y convertir a Beijing en una potencia mundial cada vez más influyente.

"Es importante, porque instala la intención china de lograr protagonismo para su moneda", me dijo el miércoles Javier González Fraga, quien fue dos veces director del Banco Central de la Argentina. "Eso no estaba hace dos años en la agenda de nadie".

Una consecuencia casi segura de estos trueques de moneda es que pondrán en desventaja a los exportadores estadounidenses. Por ejemplo, será más barato para los exportadores argentinos comprar productos chinos, entre otras cosas porque la China subvalúa su moneda para impulsar sus exportaciones.

Pero eso no significa que el yuan podrá reemplazar al dólar como inversión, o como moneda de reserva, en el futuro próximo.

"No hay manera de que por ahora se pueda reemplazar el alcance y la fortaleza del mercado del dólar: todavía sigue siendo la moneda global", me señaló Tony Villamil, ex subsecretario de comercio de Estados Unidos. "No vamos a ver a muchos inversores convirtiendo sus dólares en yuanes como una inversión, porque es algo más riesgoso".

Las políticas del Banco Central de la China no son muy transparentes, y hay grandes dudas respecto a si la dictadura china podrá controlar las tensiones sociales si el crecimiento económico es más bajo de lo esperado.

"El inversionista va a seguir pensando en términos de dólares", me señaló Daniel Canel, socio de la empresa inversora Quantek Asset Management. "La crisis ha sido global, y los EEUU no tienen la magnitud de subsidios que vemos en Europa, ni la intervención estatal que vemos en Asia".

Mi opinión: Por ahora, es muy improbable que los inversores corran en tropel a comprar yuanes, o euros. Cuando mucho, veremos un mayor uso marginal de estas monedas.

China es un gigante en ascenso, pero con poca transparencia, un hecho que seguirá ahuyentando a los inversores. Y Europa va cuesta abajo en varios frentes: recordemos, entre otras cosas, la imposibilidad de los países de la Unión Europea de actuar al unísono para enfrentar la crisis económica, o en la falta de consenso social en algunos países europeos para reformar las leyes laborales que permiten hasta seis semanas de vacaciones anuales, o en sus problemas demográficos a largo plazo por sus bajísimos índices de natalidad.

Durante el próximo par de años, el dólar estadounidense seguirá siendo la moneda más importante del mundo. Y no será por ninguna política especialmente inteligente de Washington, sino por default. Después de eso, si no se logra controlar la inflación que podría producir el alto gasto público estadounidense, podría ocurrir otra cosa.

Publicado el 04/Abril/2009 00:02
Fuente: Diario HOY

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